Diego Ibarburu (@DiegoIbarburu)
En un partido que se definió en el primer tiempo, River venció 2 a 1 a Boca y llegó, al menos transitoriamente, a la punta de la Liga Profesional. Un doblete de Julián Alvarez sentenció el resultado, que terminó decorado en la última jugada por Carlos Zambrano. Fernando Rapallini expulsó rápidamente a Marcos Rojo, en lo que fue la gran polémica de la tarde.
1. Once contra Once. Los primeros quince minutos del partido fueron quizá los más interesantes. River intentó manejar y circular la pelota en busca de espacios mientras Boca apostaba al juego directo buscando a Cristian Pavón y a Nicolas Orsini, que se mostraban muy activos. Sebastián Battaglia le insistía permanentemente a todos sus jugadores que jugaran rápido y el trámite transcurría parejo, intenso y cambiante. Algunos encontronazos propios de un clásico parecieron incomodar más al árbitro que a los jugadores, pero no se veía ninguna jugada desleal ni violenta.
2. El primer quiebre. A los 4 minutos de juego Enzo Pérez fue a buscar una pelota con vehemencia y a cierto destiempo pero sin mala intención ni brusquedad. Rapallini decidió sacarle tarjeta amarilla y fue el primer gran error que cometió, porque a partir de esa acción casi cualquier infracción podía merecer amonestación. Por querer tener el partido “cortito”, se le fue de las manos. Diez minutos después amonestó a Rojo por un cruce en la mitad de la cancha (nuevamente sin violencia) y en la siguiente jugada lo expulsó por una falta relativamente fuerte sobre Agustín Palavecino. Todo lo que hizo el árbitro fue muy exagerado y fuera del tono en que se jugaba el partido, lo cual no quita la pasmosa inocencia que mostró un jugador experimentado como Rojo, que se fue del campo de manera totalmente evitable.

3. No juego más. La primera reacción de Battaglia ante la expulsión fue reemplazar a Edwin Cardona con Carlos Zambrano. No queda claro qué quiso hacer el entrenador, lo cierto es que terminó resignando las pocas posibilidades de controlar la pelota que tenía, dejando a los delanteros totalmente aislados. Enfrentar 70 minutos a River con un hombre menos sin ofrecerle ninguna contraofensiva no fue una buena idea y quedó claro rápidamente: los jugadores de Boca que quedaron en la cancha padecieron todo el partido y desde afuera no recibieron ningún apoyo para tratar de torcer la historia.
4-El conquistador. River, por su parte, resolvió rápidamente la situación de superioridad numérica en la que se encontró cuando el partido recién empezaba. Marcelo Gallardo mandó a su equipo para adelante y los jugadores respondieron presionando con decisión y jugando con confianza, esa que hoy en día tiene -y de sobra- Julián Álvarez. A los 24 minutos, el juvenil recogió una pelota cerca de la mitad de la cancha producto de la presión de sus compañeros, se sacó dos hombres de encima y lanzó un envío bombeado y potente que venció a Agustín Rossi, de reacción poco ortodoxa y marcadamente afectada por el sol. El que estaba llamado a ser héroe de la tarde lo fue, y más aún cuando, tras otro error forzado por la presión alta de River, una muy buena combinación entre Milton Casco y Santiago Simón le permitió a Álvarez definir en el área chica para aumentar el marcador y sentenciar el resultado.
5-Ex partido. El segundo tiempo estuvo de más en el partido, que nunca volvió a mostrar una competencia pareja. Los cambios de Battaglia al inicio del complemento no modificaron en absoluto la fisonomía de su equipo, que se dedicó a intentar evitar una goleada y recién mejoró su imagen con los ingresos de Aaron Molinas y Luis Vázquez para jugar los últimos quince minutos . River, por su parte, siguió buscando con decisión aumentar el marcador y tuvo algunas chances muy claras que no pudo aprovechar. El gol de Zambrano al final del partido fue tan inesperado como intrascendente y el superclásico terminó con fiesta para los “Millonarios” que colmaron el 50% (y un poco más) del “Monumental”.
Foto destacada: @RiverPlate