Facundo Segarra (@FacundoSegarra)
En un partido con poco fútbol y escaso de ilusiones, Boca venció a Talleres en la tanda de los penales por 5-4 (el encuentro finalizó en una igualdad sin goles) y se consagró campeón de la Copa Argentina por cuarta vez en su historia. De esta manera, también se clasificó directamente a la Copa Libertadores 2022. ¡Repasá las cinco claves que dejó el encuentro en Santiago del Estero!
1- Actuación muy pobre: Pese al resultado final en los penales y el título obtenido, la actuación y el rendimiento futbolístico del “Xeneize” a lo largo de todo el partido dejó mucho que desear. No solo que no tuvo chances claras a lo largo de los 90 minutos, sino que tampoco supo tener un buen volumen de juego. Los centrales Marcos Rojo y Carlos Izquierdoz tuvieron mucho la pelota pasándosela entre sí y sin encontrar opciones de pase para gestar la jugada, por lo que cada acción terminaba en un pelotazo largo para los delanteros sin rumbo alguno. Muy poca movilidad en los mediocampistas que estaban a cargo de tener la pelota y crear juego. El único punto positivo del equipo, además de la efectividad en los penales, fue la solidez defensiva, ya que su rival tampoco pudo generar mucho.
2- La “T” no se quedó atrás: El equipo de Alexander Medina también -de alguna manera- defraudó en lo futbolístico: pese a su intención de siempre tratar de salir jugando desde el fondo, al igual que como lo hizo su rival, apeló mucho al pelotazo largo sin poder encontrar muy seguido a sus mediocampistas. La única diferencia fue que, en este caso, se impuso ganando las divididas y se sintió más cómodo debido a eso, pero aun así no le alcanzó para poder generarle peligro al arquero Agustín Rossi. Exceptuando una acción muy clara que se pierde Héctor Fertoli casi dentro del área chica, no tuvo situaciones de gol.
3- Poco fútbol, muchas infracciones: Viendo y considerando lo que fueron las pobres actuaciones de ambos equipos, se cae de maduro que el partido fue muy poco atractivo y, además, muy cortado por reiteradas faltas. Sin situaciones de gol, sin juego, con muchos pelotazos y con muchas interrupciones. Esta final de Copa Argentina fue, sin dudas, una de las peores en cuanto al espectáculo.
4- El quiebre, en la segunda parte: Siendo un encuentro con un sinfín de infracciones desde ambos lados, lógicamente muchos futbolistas terminaron siendo sancionados con tarjeta amarilla. Y desde esa vía nació la acción que generó el único desequilibrio que tuvo el cotejo: la expulsión de Juan Ramírez a los 20 minutos del complemento. Dos faltas muy cercanas en el tiempo sancionadas con amarilla -la segunda de ellas algo dudosa- dejaron a Boca con un hombre menos durante el último tramo del partido. Es por eso que el elenco cordobés, con superioridad numérica, aprovechó para tomar el mando y, por lo menos desde el empuje, empezar a dominar el partido. A pesar de ello, si bien se plantó en campo rival, no pudo encontrar la manera de hallar el gol.
5- La efectividad y jerarquía: Los de Sebastián Battaglia metieron cinco, los del “Cacique” metieron cuatro. Allí la única diferencia que sacó un equipo por sobre otro, el factor que definió al campeón. Fértoli, que había fallado aquella ocasión clara durante los 90´, fue el único que erró su penal -en realidad se lo atajó Rossi- y terminó siendo, por decirlo de alguna manera, el villano de la noche para el “Matador“. Por su parte, para destacar la efectividad del campeón para convertir todos los penales y no dejarle margen de error a su final. Lo ganaría, simplemente, el que mejor lo haga desde los doce pasos y ahí, Boca fue el mejor.
Foto destacada: Nicolás Aguilera/AFP