Diego Ibarburu (@DiegoIbarburu)
En un partido atravesado por el morbo deportivo, River derrotó a Independiente Santa Fe y llegará como líder a la última fecha del Grupo D de la Copa Libertadores. Los goles del “Millonario” los convirtieron Fabricio Angileri y Julián Álvarez, mientras que Kelvin Osorio descontó para la visita, que culminará su participación en el último lugar.
1-Palo y a la bolsa. Al inicio de la noche los interrogantes estaban claros: cómo respondería un River integrado por algunos juveniles y sin banco de suplentes y, en particular, qué podría hacer bajo los tres palos Enzo Pérez. Sin embargo, algo podía adivinarse tomando en cuenta lo ocurrido entre ambos equipos en el partido jugado hace algunos días en Asunción -donde el equipo colombiano actúo circunstancialmente como local-, cuando River dejó dos puntos insólitamente, producto de una seguidilla de torpezas y malas decisiones de sus atacantes ante un rival paupérrimo desde todo punto de vista. Por eso no fue una sorpresa que a los cinco minutos de iniciado el juego en el “Monumental” River ya tuviera dos goles de ventaja. Marcelo Gallardo entendió que podía y debía “vengar” aquel malogrado partido y salió a ganar sin temores ni grandes precauciones. Angileri, tras una respuesta floja de la defensa y el arquero, y Julián Álvarez con un movimiento de enorme jerarquía, marcaron los goles con los que el equipo local se puso en ventaja.
2-Un rival flojo. El primer tiempo de Santa Fe fue pésimo en todas sus líneas. En particular se destacó la torpeza de los defensores centrales, que con rebotes y despejes errados terminaban prácticamente inventando situaciones de gol para los delanteros de River. Pero no quedó atrás el rendimiento de sus hombres de ataque, que lejos estuvieron de aprovechar la obvia carencia que tenía el equipo local en el arco. A excepción de un solo remate de media distancia y una pelota llovida en el área, Enzo Pérez -a priori el gran protagonista de la noche-, no pudo mostrar sus esperadas habilidades como arquero.

3-Cuidó la ventaja. Tras los goles tempraneros, La “Banda” tomó una actitud un tanto más conservadora, cediéndole terreno y pelota al equipo visitante y concentrando energías en tapar posibles centros y remates de media distancia. En esa tarea tuvo muy buen desempeño de su última línea (que integró el juvenil Tomás Lecanda) y una correcta tarea del chico Felipe Peña. Jose Paradela, en una posición más natural para sus recursos, logró varias veces darle oxigeno a su equipo encontrándose con Angileri, mientras Agustín Fontana y Julián Álvarez marcaban el ritmo de la presión ante el avance de los colombianos. Jorge Carrascal, en tanto, tuvo un primer tiempo errático y quedó en deuda con su equipo.
4-Cambios de un lado, cansancio del otro. Para el segundo tiempo. Harold Rivera dispuso el ingreso de Kelvin Osorio, quien con buen panorama pudo darle forma a los mejores ataques de Santa Fe, y resultó el socio ideal para Jhon Arias, el jugador con mejores recursos ofensivos del conjunto cafetero. Entre ellos dos, tras una buena serie de pases, surgió la jugada del gol del descuento, en la que -vale aclarar-, Enzo Pérez no tuvo ninguna responsabilidad. Por el lado de los de Núñez, algo de la inédita situación pareció pesarle durante buena parte del complemento. Cuesta pensar de todos modos que haya sido simplemente el cansancio, ya que el rival no lo exigió demasiado. Aunque no tenía la posibilidad de hacer cambios, los jugadores que presentó Gallardo deberían estar preparados para sostener un partido de mediana exigencia durante 90 minutos. Justamente tras el gol de Osorio, River entendió que el resultado lo podía defender mejor alejando la pelota de su área y en esa tarea tuvo, ahora sí, a Carrascal como uno de sus referentes.
5-Ni el tiro del final. La última jugada del partido, sobre el cierre exacto del tiempo adicionado por el árbitro, fue elocuente. Tras conseguir un lateral, Osorio envió un centro llovido que consiguió bajar el defensor Palacios. La pelota le quedó en una inmejorable posición al chico Hollman Mccormick, un juvenil de 15 años señalado como la futura estrella del fútbol colombiano. Y como una metáfora de la noche, con todo a favor, el jugador colombiano le erró a la pelota, dejando a la audiencia neutral con las ganas de ver cómo respondería Enzo Pérez ante un remate franco dirigido a su arco. Así terminó un partido al que River llegó con carencias inesperadas y evidentes, pero no mayores que las que mostró su rival.
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